terça-feira, 2 de novembro de 2010

"A pesar de todo, constituía casi un placer sufrir estos tormentos. Había vegetado tanto tiempo, ciego e insensible, y mi corazón había callado tanto tiempo, empobrecido y arriconado, que esta autoacusación, este horror, todo este sufrimiento espantoso del alma, eran un alivio. Eran al menos sentimientos, sentimientos ardientes en los que latía un corazón. Desconcertado, sentí en medio de la miseria algo así como una liberación y una nueva primavera".

Demian, de Hermann Hesse.

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